Entre 2020 y 2022, se llevaron a cabo 5 expediciones "ADN Aysén" con el objetivo de recolectar muestras marinas de ADN ambiental en el Área Marina y Costera Protegida de Múltiples Usos (AMCP-MU) Pitipalena-Añihue y comprender la distribución espacio-temporal del ADN ambiental de los mamíferos marinos, objetos de conservación del AMCP-MU. Estas expediciones abarcaron 22 sitios cubriendo los distintos ecosistemas y zonas de protección en el área. Durante los muestreos, también se realizaron observaciones visuales para comparar la eficacia de ambas metodologías en la detección e identificación de especies de mamíferos marinos. Esta metodología permite, además, el muestreo ciudadano.
La Dra. Delphine Vanhaecke, investigadora de la Universidad de Aysén que lidera el proyecto, resalta uno de los principales resultados: "Hemos logrado detectar el ADN ambiental de 11 especies de mamíferos marinos, como ballenas, delfines, lobos marinos y nutrias, además de más de 30 especies de peces, aves, anfibios y mamíferos terrestres invasivos, como el jabalí, y especies en peligro, como el pudú. Esperamos que esta innovadora metodología pueda contribuir al monitoreo biológico en áreas protegidas, ya que ha demostrado ser altamente sensible para detectar e identificar especies que son difíciles de observar y clasificar en terreno. Esto es de gran importancia tanto para las comunidades locales como para la región, ya que nos brinda información sobre las tendencias de biodiversidad en un área y nos permite evaluar el éxito o los fracasos de las estrategias de gestión y conservación implementadas", afirmó.
El proyecto MOBI-Aysén, en su primera etapa, permitió la creación del laboratorio de Ecología Molecular y Biodiversidad (MOBI-Aysén), el primero de su tipo en la región, y que ha servido como plataforma de colaboración en docencia y en diversos proyectos de investigación, atrayendo tanto a investigadoras e investigadores de la región, como nacionales e internacionales, permitiendo expandir aún más los recursos humanos, equipos y grupos de biodiversidad estudiados en el nuevo laboratorio, desde ballena azul hasta las bacterias en arroyos.
Con el fin de mantener la continuidad de las actividades de ciencia ciudadana - expediciones “ADN Aysén” que se vieron limitadas durante la pandemia, se crearon y distribuyeron kits de recolección de ADN ambiental a 19 personas afiliadas a instituciones interesadas en recopilar información sobre la biodiversidad. Estas personas recibieron capacitación en la recolección de muestras, las cuales fueron enviadas al laboratorio para su posterior análisis.
Las muestras recolectadas sirvieron para validar la metodología de ADN ambiental desarrollada en el laboratorio. Además, la base de datos GENBANK se ha enriquecido con nuevos códigos de barras de ADN, lo que permite una mayor resolución taxonómica de la metodología de ADN ambiental. Se agregaron secuencias de referencia de ADN de 5 especies registradas en Aysén que no estaban previamente disponibles en el base de datos, lo que ahora permite su detección a partir de muestras de ADN ambiental.
La herramienta de ADN ambiental desarrollada en el marco de este proyecto se ha demostrado como una herramienta costo-efectiva para el monitoreo de mamíferos marinos en el Área Marina y Costera Protegida de Múltiples Usos (AMCP-MU). Con una mayor sensibilidad y una mejor resolución taxonómica, este enfoque no invasivo es fundamental para establecer una línea base y determinar la presencia y riqueza de las especies en el área.
MOBI-Aysén tendrá continuidad gracias a la adjudicación de un nuevo fondo. La investigadora Delphine Vanhaecke destaca esta nueva etapa. “Nos adjudicamos un nuevo proyecto, MOBI 2.0, a través del Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC). En esta nueva etapa, ampliaremos nuestro enfoque al lado terrestre de la Región de Aysén. Además de los peces y mamíferos marinos, realizaremos muestreos en las áreas silvestres protegidas de la región, en colaboración con CONAF y colegios rurales, centrándonos en mamíferos terrestres en peligro de extinción como el pudú y el huemul, así como en especies invasivas como el jabalí y el visón para comprender su distribución y nivel de amenaza”, señaló.