26 mayo 2020
La importancia de la simulación clínica en el perfeccionamiento de los profesionales de la salud
Varios meses han transcurrido desde la inesperada emergencia de un virus respiratorio altamente contagioso que ha trastocado las vidas de cada uno de nosotros. Esta condición, declarada como pandemia el 11 de marzo de este año, ha llevado a los equipos de salud, investigadores y científicos a poner a disposición todas sus capacidades para enfrentar la pandemia, hasta ahora sin resultados totalmente certeros. Esta situación nos mantiene en una total incertidumbre y la capacidad de nuestros sistemas de salud para enfrentar la ola de atenciones y hospitalizaciones en relación con el Covid-19 no es ajena a esas inquietudes. Las preguntas surgen tanto desde la comunidad como entre el personal de salud: ¿Cómo podemos enfrentar una enfermedad de este tipo si no tenemos la experiencia? ¿Cómo nos preparamos para un nuevo escenario tan adverso si no tenemos el tiempo ni las condiciones para hacerlo? ¿Hemos entrenado a nuestro personal para los desafíos técnicos, pero además para lo que implica trabajar en un escenario con este nivel de presión psicológica para los equipos de salud?.
Desde inicios de este milenio, una nueva forma de enseñanza en las disciplinas relacionadas con la atención de salud se comenzó a desarrollar. Surgió como complemento a la formación clínica que clásicamente se desarrollaba trabajando directamente con pacientes. Así, una nueva disciplina llamada "simulación clínica", apoyada en los pilares de la bioética, la formación clínica, la seguridad del paciente y el desarrollo de la tecnología, ha ido posicionándose como una herramienta indispensable en la enseñanza universitaria pero también en la formación continua.
A través de la simulación clínica es posible modelar y simular, en un ambiente protegido, escenarios de atención de salud que van desde las atenciones más sencillas a las altamente complejas. Se hace posible, de esta manera, desarrollar habilidades y destrezas, entrenar la toma de decisiones y el trabajo en equipo, estando bajo el amparo de un ambiente seguro. Lo anterior se vuelve clave a la hora de desenvolvernos como profesionales en una crisis sanitaria como la que actualmente enfrentamos, ya que nos permite cometer errores en un escenario libre de “repercusiones” tanto para el paciente como para el equipo de salud. La tecnología permite, de este modo, mejorar la calidad de las atenciones que brinda el personal de salud y la simulación clínica, como metodología de enseñanza, juega un rol en el aprendizaje.
Es, por último, trascendental recalcar y recordar que en cualquier atención de salud se debe considerar no tan solo el manejo clínico, sino que también el manejo del estrés, la frustración, la empatía y las emociones que la evolución clínica de el/los pacientes, generan en el equipo de salud. Es quizás este punto el que termine resultando de mayor trascendencia en la evolución de la pandemia. Es, asimismo, deseable que sea este punto un tema que emerja como esencial para abordar en la enseñanza de las generaciones que se desempeñarán en el corto plazo brindando las diversas atenciones de salud. Para ello, la simulación clínica nos abre un camino para desarrollar estrategias, entrenamientos y herramientas orientadas a optimizar el desempeño de los profesionales de la salud, permitiendo un aprendizaje efectivo de lo técnico, pero entregando también, en la medida que así se diseñe, un espacio para trabajar la dimensión humana a la que van, inevitablemente ligadas, todas y cada una de las atenciones en el ámbito de la salud.