Hoy, cuando la Universidad de Aysén está cumpliendo su primer lustro, la Región de Aysén efectivamente se conoce mejor a sí misma, porque la actividad académica y docente ha incorporado a cientos de jóvenes a la formación profesional y porque, a través de sus investigaciones científicas, conocemos más de nuestros recursos naturales, de nuestros potenciales y de nuestro patrimonio cultural, tareas que poco a poco ha realizado la Universidad de Aysén.
Para quienes estamos en los asuntos públicos -en mi caso en la gestión municipal-, una universidad regional, estatal y pública es una instancia relevante que debe influir positivamente en el desarrollo de nuestras comunidades, no solo formando nuevos profesionales, sino que también, generando conocimiento para una mejor toma de decisiones.
Reflexionar sobre los primeros cinco años de la Universidad de Aysén, es también reflexionar respecto del futuro de Aysén. Creo que la mejor manera de distribuir los recursos de un país es cuando se generan las posibilidades para que más jóvenes tengan acceso al conocimiento y en el caso de las regiones extremas, aisladas y de escaso desarrollo, una universidad como la nuestra adquiere mayor valor. Eso no significa que no puedan existir otras alternativas de educación superior para que también hagan su contribución al desarrollo y sean alternativa en la formación de nuestros jóvenes.
Nuestra región requiere de capital humano avanzado. Necesitamos pensar Chile, el desarrollo de los territorios, principalmente desde los gobiernos locales que, a propósito de la pandemia que nos afecta, han jugado un rol protagónico en la asistencia a la ciudadanía y lo haremos también en la fase de reactivación económica. Por eso valoramos el vínculo de la Universidad de Aysén con los municipios regionales, los que seguramente se profundizarán para enfrentar juntos los grandes desafíos que tenemos como región. Esta parte de la Patagonia dispone de recursos cada vez más escasos en el planeta y mantener nuestro privilegio ambiental es una inmensa responsabilidad, que debemos asumir.
Planificar el desarrollo de manera sustentable al servicio de sus habitantes y del país, debe ser una tarea de la región en su conjunto y lo podremos hacer de mejor manera con el aporte de una universidad, como la que hoy está cumpliendo sus primeros cinco años.
Como alcalde de la comuna de Río Ibáñez y como presidente de la Asociación de Municipalidades de la región, al cumplirse el quinto aniversario de la Universidad de Aysén, aprovecho esta oportunidad, para enviar un afectuoso saludo a los alumnos y alumnas, a los académicos y académicas, a los trabajadores y al cuerpo directivo de la universidad, con el mejor de los deseos, para que esta casa de estudios superiores tenga una larga vida y se convierta en un actor cada vez más relevante en el desarrollo de nuestra región y su gente