El resultado de las elecciones presidenciales que vivimos el pasado 19 de diciembre abre un abanico de posibilidades para fortalecer y acortar brechas en la educación superior pública.
El programa propuesto por el presidente electo, Gabriel Boric Font, establece como base una nueva educación para un nuevo Chile y, en materia de educación superior, una inclusiva y de futuro, apuntando a un tema especialmente relevante como es el financiamiento de las universidades y el sistema de voucher que, a todas luces, ya no da para más. En este punto, el programa de gobierno alude a la reconstrucción y expansión de la educación pública, gratuita y de calidad, propuesta orientada aumentar el financiamiento base a las instituciones estatales y a impulsar un proceso de expansión de matrícula, a través de un crecimiento sostenido de esta en los próximos años, para permitir un mejor y mayor acceso a la educación superior pública. En este sentido, pone el foco en dos aspectos fundamentales: descentralización y género, priorizando las instituciones regionales y las mujeres en áreas altamente masculinizadas, como son las ciencias, matemáticas e ingenierías.
Desde una universidad emplazada en una región extrema, sabemos que la centralización es una piedra de tope en muchos sentidos, y la Educación Superior no es la excepción. Las realidades de cada territorio son disímiles y especialmente complejas. Si hablamos de Coyhaique y su escasa conectividad, las dificultades que día a día debemos sortear para cumplir con las acciones misionales de la universidad, asegurando un estándar mínimo que nos permita entregar una educación de calidad, lo difícil que es atraer y retener a estudiantes, académicas/os y profesionales que permitan avanzar a paso seguro hacia la universidad que soñamos, nos obliga a poner sobre la mesa lo importante que es al momento de pensar en el modelo de financiamiento para la educación superior incorporar variables que den cuenta de la realidad regional propias de cada universidad en su contexto territorial.
Otro de los aspectos relevantes propuestos y que miraremos con especial atención es el compromiso de, no solo impulsar, sino fortalecer las políticas de género en las instituciones de educación superior. Actualmente la mayoría de las Universidades, pertenecientes al CRUCH (Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas)han desarrollado diagnósticos y avanzan a paso firme en la implementación de políticas de igualdad que permitan incorporar la perspectiva de género en todo el quehacer universitario, pero más allá de los esfuerzos institucionales sean estos individuales o colectivos se requiere un estado comprometido con disminuir las brechas de género existentes y para eso el trabajo conjunto desde distintos ministerios, así como incorporar en los sistemas de aseguramiento de la calidad esta perspectiva, relevante si queremos profundizar y asegurar la igualdad y equidad de género.
Sabemos que el presidente electo, además de lo ya mencionado, se ha planteado grandes desafíos, como el acceso y permanencia de las y los estudiantes, o cómo disminuir las brechas de acceso tan marcadas por la realidad socioeconómica. En ese sentido, es importante ver cómo se implementará el programa del futuro gobierno, cómo logra avanzar hacia la definición de una trayectoria educativa desde lo público, favoreciendo el ingreso y permanencia de las y los estudiantes y cómo esas políticas y estrategias se articulan y nutren de quienes conocen desde cerca cada una de las realidades: las universidades.
Finalmente, debemos ser conscientes que los tiempos de cambios son complejos, dinámicos y cambiantes, y en ese contexto de incertidumbre se requiere del esfuerzo de todas y todos para avanzar y lograr esa educación superior inclusiva y de futuro que tanto anhelamos.