El pasado agosto se cumplieron siete años desde que en 2015 la exPresidenta Michelle Bachelet anunciara la creación de las universidades de Aysén y de O'Higgins y, así, cumplir con la deuda de contar con planteles estatales en todo el país.
Para la Universidad de Aysén han sido siete años de desafíos, complejidades y también de grandes satisfacciones, que se plasmaron con la ceremonia de titulación de las primeras egresadas y egresados. Hoy, esta extrema región cuenta con tres matronas, dos enfermeras, un ingeniero agrónomo, dos ingenieras civiles industriales, cuatro trabajadoras sociales y dos trabajadores sociales, profesionales formados en la primera universidad estatal regional. Este hito da cuenta del cumplimiento del propósito con que fue creada y pensada esta casa de estudios: entregar educación superior a las y los jóvenes de Aysén.
En un salón repleto, no solo de personas, sino de emociones, se concretó el anhelo de las y los habitantes de esta lejana Patagonia: el derecho de todas y todos a tener acceso a una educación superior pública.
Estas nuevas y nuevos profesionales son de la Región de Aysén, principalmente de las comunas de Coyhaique y Puerto Aysén, y son -en su mayoría- la primera generación de profesionales de sus familias, generando una valiosa movilidad social que, además, acorta la brecha generacional que existe en la educación superior. Un círculo virtuoso no sólo para las y los nuevos profesionales, sino también para sus familias, para la región y para el país.
Las y los recién titulados no terminan su relación con su casa de estudios, ya que seguirán siempre siendo parte de la Universidad de Aysén, como futuras y futuros colegas que podrán retroalimentar nuestros procesos formativos, ya sean de pregrado o postgrado. Serán también, las y los embajadores de esta institución, en sus respectivos desafíos en el mundo laboral, con todas las herramientas necesarias para desarrollarse de manera integral. Serán, además, las y los primeros alumni de nuestra casa de estudios.
Este hito marca un punto de inflexión para todas y todos quienes hacemos universidad desde regiones alejadas del centro del país, con todas las adversidades y constantes desafíos que eso implica. Este hito nos refuerza y renueva las energías porque le da un profundo sentido al quehacer cotidiano no solo de las y los académicos, sino de toda la comunidad universitaria, reforzando el compromiso para seguir creciendo y contribuyendo al desarrollo de la Región de Aysén, con educación superior no solo de calidad, con sello regional y pertinencia territorial.