Las universidades han elaborado distintos planes para abordar el cierre del segundo semestre afectado por la contingencia social del país. Las estrategias definidas dependen de las realidades particulares y de la cobertura curricular alcanzada en las diferentes materias. La situación es bastante heterogénea en las universidades a nivel nacional concluyendo el segundo semestre 2019 entre enero y abril del 2020.
¿Podrán las universidades garantizar los aprendizajes esperados en este periodo extraordinario? ¿Es posible lograr un adecuado equilibrio entre la calidad y profundidad de los aprendizajes esperados y el tiempo real disponible para ello?
Las universidades tienen una respuesta positiva a estas preguntas y proponen distintas estrategias y adecuaciones para lograr el complejo equilibrio entre calidad y tiempo disponible. Entre estas se consideran ajustes de contenidos curriculares, flexibilización de la asistencia, cuidado y priorización de las actividades prácticas, apoyo directo y tutorial presencial o a través de tecnologías de la información y cambios en el número y ponderación de las evaluaciones.
Los docentes tendrán que hacer cambios sustantivos en sus programas y calendarios de cursos. Estarán obligados a priorizar contenidos, desarrollar trabajos prácticos e interactuar de modo virtual con sus estudiantes. Estos, a su vez, deberán asumir un compromiso y rol activo en la formación para que sus aprendizajes tengan el nivel de profundidad requerido. De este modo, pese a tratarse de un periodo extraordinario, se espera que las estrategias pedagógicas no afecten la calidad de los aprendizajes ni el logro de los perfiles de egreso prometidos en cada una de las carreras. Esta es la responsabilidad que deben asumir las autoridades académicas.
Si estas estrategias se realizan razonablemente bien y se logran los aprendizajes esperados estaremos frente a un importante cambio pedagógico en la Educación Superior Universitaria. Las materias se concentrarán en los contenidos prioritarios; se pondrá énfasis en la resolución de problemas prácticos y significativos para los estudiantes; se utilizarán las nuevas tecnología de información (TICs) en la docencia y el estudiante asistirá a las clases que cree importante para su aprendizaje. Si además cuenta con tutorías presenciales y on line tendrá nuevas y personalizadas oportunidades de aprendizaje.
Como en otras áreas de la vida del país el estallido social es un problema para las universidades. No hay duda de ello. Sin embargo, al mismo tiempo, es una gran oportunidad para generar los cambios que requiere la pedagogía universitaria. Comprometerse seriamente con estas estrategias innovadoras con un seguimiento y monitoreo de sus resultados puede ser un importante aporte a la transformación pendiente de las formas clásicas de enseñanza de nuestras universidades.
- Sergio Martinic Valencia
- Doctor en Sociología, Universidad Católica de Louvain, Bélgica.
- Master en Ciencias Sociales, FLACSO, México.
- Antropólogo, Universidad de Chile.
- Académico Departamento Ciencias Sociales y Humanidades Universidad de Aysén