La Universidad de Aysén sigue recorriendo su camino. Desde la Dirección de Investigación, nos alineamos, sincronizamos y colaboramos armoniosa y decididamente con las direcciones académica y de vinculación con el medio. De esta manera le damos el impulso que corresponde a nuestras actividades misionales. Todo ello en aras de ofrecer una mejor educación y formación a nuestros estudiantes, así como seguir tejiendo los lazos con la sociedad aysenina. Hay que decir también que cada vez es más borrosa esa separación de misiones, que tan tradicionalmente se han mostrado algo divididas. Hoy en día creo que ya no concebimos, desde la academia, ninguna actividad investigativa que no tenga una clara incidencia en cómo impacta con nuestro medio, social, ecosistémico, económico, y a la vez que no tenga repercusión en una mejora evidente de la formación y educación de nuestros estudiantes.

Las investigaciones en nuestros bosques, en productos medicinales que se obtienen de ellos, en los flujos de agua de todo tipo, ríos, lagos y lagunas, glaciares, en su impacto en temas de agricultura y agroecología sostenible, incide, sin lugar a dudas, en cómo se imparten las materias a nuestros estudiantes. Y, desde luego, tienen su incidencia en la actividad económica y social. Lo mismo puede decirse de la tremenda fuente de documentación histórica y social de los pobladores de Aysén, que trasciende el aspecto investigativo, y que ya forma parte, y cada vez más, del acervo cultural de nuestra región. La investigación en educación, teniendo en cuenta las características propias de nuestra gente, nos acercan a un mejor aprovechamiento de la interacción formativa con nuestros estudiantes, y se refleja en un mayor éxito en sus estudios. La pandemia debida al virus del covid nos ha mostrado, además, un camino de enseñanza híbrida, donde cabe poner en su justa medida la presencialidad y la virtualidad. Eso nos abre caminos nuevos: el poder dar la bienvenida a estudiantes de fuera de nuestra increíble región, de manera virtual, que puedan disfrutar en algún momento de estadías presenciales mezclando educación y turismo en Aysén. Son estas oportunidades y sueños que hay que aprovechar, en una sinergia con los actores sociales, los motores de la economía sostenible y de manera totalmente amigable y protectora de nuestro patrimonio natural y social.

Nuestra universidad aspira a ser un lugar de bienvenida, un espacio intercultural y biodiverso, donde se ponen en juego la educación a lo largo de la vida, el compromiso con la sociedad local, regional, macrozonal y patagónica. Un espacio de investigación que, como dice nuestro programa de Rectoría, sea el motor de toda actividad académica. Ese espacio de investigación debe ser un espacio de acogida a todas y todos aquellos que vean en la cultura y la ciencia una inspiración para su vida. A todo ello se suma la excelencia en las relaciones con las otras instituciones de investigación y de educación, que nos permiten vislumbrar el futuro con mayor optimismo y menor incertidumbre, a pesar de las crisis social, climática, económica, energética, las cuales pensamos desde la universidad como una oportunidad de mejora. Tenemos la enorme fortuna de contar también, de manera muy decidida y propositiva, con las instituciones políticas regionales, provinciales y comunales, que ven a la Universidad de Aysén y su área de influencia como un aliado permanente. Así las vemos también a ellas. Nuestra responsabilidad es impulsar la investigación en ciencia y cultura, de manera que se usen los resultados para tomar las mejores decisiones, que finalmente impactan en la sociedad. Ese impacto es también nuestro fin último, el bienestar de la sociedad a la cual rendimos cuentas.

En los años que vienen necesitamos dar un paso adelante. Nuestros académicos son expertos investigadores en sus áreas. Ello se demuestra con la cantidad y calidad de las publicaciones recientes de carácter internacional, siempre basadas en nuestros temas regionales. Ahora, sin embargo, debemos avanzar decididamente hacia la innovación, a partir de las experiencias de investigaciones ya maduras. Con esa innovación, de base tecnológica, pero también en lo social, podremos colmar las aspiraciones de nuestra sociedad aysenina, que desea vernos como un impulsor especial de la economía local, sostenible; y, a la vez, seguir manteniendo los altos estándares en educación, a la vez que promovemos el empleo de calidad. Para ello dotaremos de fondos a la investigación y la innovación asociativa, y de carácter permanente, financiando investigación básica y aplicada, con el foco en los productos y los procedimientos innovadores, que tengan ese impacto deseado en la región y, con el fin último, como decía antes, de dotar a nuestros habitantes de mayor bienestar, en lo social, lo ambiental, y en lo económico, preservando siempre nuestro patrimonio natural e histórico.